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El cepo a la carne también afecta al posicionamiento argentino en genética

La veda a las exportaciones va más allá de la pérdida de mercados internacionales: impacta sobre la credibilidad y condiciona la imagen del país a nivel mundial.

La restricción de vender carne al exterior establecida por el gobierno de Alberto Fernández, el 20 de mayo pasado, no sólo impacta en el corazón productivo ganadero nacional, que cuenta con más de 54 millones cabezas de vacunos, sino que afecta la confianza mundial hacia el país y sus distintos productos.

En ese sentido, debe tenerse en cuenta que la Argentina, además de ser el quinto vendedor mundial de proteína vacuna, comercializa genética muy valorada en distintos puntos del planeta.

“El cierre de las exportaciones perjudica a toda la cadena: fundamentalmente el problema más serio es que este tipo de acciones produce que todos los ganaderos perdamos previsibilidad y este es un negocio de mediano a largo plazo: cada ciclo de crecimiento de un animal ronda entre los tres y cuatro años. Ya lo vivimos y sabemos cómo sigue”, afirmó Mauricio Groppo, director del Programa Genético de la cabaña La Sultana.

Luego de conocer la decisión tomada por el oficialismo, el cabañero de 48 años contó que le recordó mucho a esa sensación que sintió en 2006, cuando el gobierno kirchnerista tomó una medida similar. Y agregó: “Estas son medidas que sin duda influyen en forma negativa en la imagen del país como en cualquier negocio comercial. Uno es vendedor de un determinado producto y si no le cumplís a tu cliente tenés el riesgo permanente de perderlo”.

Tecnología reproductiva

Ubicada en Morrison, cerca de Bell Ville, al sudeste de la provincia de Córdoba, La Sultana es reconocida por sus premios, nacionales e internacionales, como también por su trabajo y constante inversión en tecnología. El establecimiento trabaja día a día en el mejoramiento genético de las razas bovinas Angus y Brangus.

Hace 58 años, el abuelo paterno de Groppo fundó La Sultana, que actualmente es una empresa familiar conformada por Mauricio, su padre y sus tres hermanos, Darío, Andrés y Florencia. Con ellos trabajan varias personas en la administración, además de ingenieros agrónomos, médicos veterinarios, contadores, entre otros.

Para trabajar en genética ganadera, la pasión es fundamental, como también la dedicación diaria, de grupos que pueden alcanzar las 30 personas, en una cadena productiva que agrega valor y genera empleo.

Además de criar Angus, a partir de 2004 los Groppo comenzaron a trabajar con la raza Brangus y tres años después fundaron una explotación en la provincia de Salta. “Sabíamos que íbamos a tener muchas posibilidades con la producción de carne en regiones como el trópico o el subtrópico. Hoy hay mucho potencial para crecer en cantidad de cabezas en provincias y países del norte, donde existe una muy buena base forrajera”, explicó Mauricio.

La tecnología Brangus de la firma es adquirida por productores de distintas naciones y se sigue comercializando aún en tiempos de pandemia: en junio del año pasado vendió una vaquillona que alcanzó los $2.540.000, y a fines de agosto, un toro que cotizó en $1.000.000, ambos de la raza Brangus, con compradores de Paraguay, Bolivia, Ecuador, Brasil, Colombia y Uruguay.

Mauricio Groppo es tercera generación de productores y Director del Programa Genético de la cabaña La Sultana, ubicada en Córdoba.
Es por ello que la inversión es primordial. “Siempre hacemos mucho esfuerzo en poner lo mejor: desde la siembra de pasturas, usando los mejores híbridos de maíz y variedades de alfalfa, hasta las técnicas de transferencia embrionaria y fertilización in vitro. Tratamos de ser vanguardistas y pioneros en todo lo que hacemos con la mayor cantidad y calidad de tecnología disponible”, explicó Groppo.

Una cadena integrada

Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), el sector bovino es el principal exportador dentro de los complejos de carnes: durante el año pasado representó el 8 por ciento de las ventas argentinas al mundo, con un ingreso equivalente a US$3126 millones.

La carne vacuna argentina se destaca en el mundo por su gran sabor, jugosidad, calidad y naturaleza, y se asocia a nuestro país como el tango o el fútbol. También se reconoce la innovación en perfeccionar cada raza bovina que se cría en las distintas provincias del territorio nacional, en un proceso que lleva décadas y esfuerzo de cabañeros argentinos, que con una decisión política pueden borrarse de un plumazo.

Fuente: TN Agro

Genética Ganadería

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